Inmigrantes de segunda generación: ni sangre ni suelo

Artículo de Ivan Leontev, miembro de JV Alicante

Viviendo en Barcelona, a menudo me sorprendía ver por la calle a críos que jugaban y discutían hablando catalán. Bueno, no habría nada sorprendente en esto si su cara fuera típicamente ibera, y no una mezcla de hijos de magrebíes, chinos o latinoamericanos en el mismo parque.

Viéndolos, siempre pensaba que así es como debería ser, un ejemplo de la inclusión de los inmigrantes. Porque claro que no hay nada malo en que uno reconozca como propias la lengua y la cultura del país o la región en la que nace y crece. Sin embargo, teniendo más años estos niños afrontaran un problema de autoidentificación. ¿Quién soy y a qué cultura pertenezco? ¿Mi mundo está dentro de las paredes de mi hogar familiar, o soy una parte del mundo mas grande que lo rodea? Este fue uno de los temas que discutimos con otros miembros de la FYEG durante las jornadas “Inclusión de los migrantes en la sociedad civil” que se celebraron en Helsinki a finales de enero.

Todos recordamos lo que pasó en Paris a finales del año 2005. Desde este momento, se ha convertido en un tipo de moda hablar de los “inmigrantes de la segunda generación”, en referencia a los problemas de integración social que a menudo encuentran los hijos de inmigrantes en Europa. La paradoja del fenómeno parisino consistía en que desde hace años Francia se posicionaba como uno de los países mas liberales en el continente en cuestiones de adquisición de la ciudadanía, lo que confirma que la obtención del pasaporte no es una condición suficiente para la integración social. A pesar de esto, sigo convencido de que la libertad de elegir la ciudadanía es un factor imprescindible y crucial para una sociedad libre y multicultural. El discurso de Tana de Zulueta, senadora italiana del Partido Verde, durante las jornadas, me ha reafirmado en mi convicción.

Al explicarnos las formas de autoorganización de los extranjeros jóvenes en Italia, Tana de Zulueta ha subrayado que el hecho de que Italia esté siguiendo los principios del derecho de sangre (Jus sanguinius), reduce las oportunidades de la segunda generación de conseguir la nacionalidad, y de esta manera disfrutar todos los derechos de ciudadano. Es como si alguien estuviera diciendo a estos chicos en el momento de volverse adultos, que ya no pertenecen a la sociedad en que vivían y el país donde residían.

A pesar de que todos los países de la UE en su política migratoria deben cumplir las mismas normas y convenciones internacionales (basadas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y los documentos mas recientes decretados por la ONU), en la Europa unida aun no existe una única ley de migración. Esto significa en la práctica, que en cuestión de ciudadanía algunos países (como el Reino Unido, Francia, Rumania) siguen las normas de derecho de suelo (Jus soli), cunando otros – se basan en el Jus sanguinius (Alemania, España, Italia). En el primer caso, tienen el derecho de ciudadanía todos los nacidos en el territorio del país, mientras que en el segundo caso – sólo los que tienen padres o antepasados con la nacionalidad u origen (sangre) local. Aunque actualmente casi todos los países practican ambos principios dependiendo del caso, por lo que ninguno de los dos se utiliza de una forma pura en la practica moderna legal. Tradicionalmente la JuSo es más típica en los países donde la inmigración ha sido una tradición durante siglos (ambas Américas, Australia), o que tenían una política abiertamente multicultural, y la JuSa – en los países monoétnicos.

Si un país sigue históricamente las normas de la JuSa, con mucha probabilidad va aplicar estas normas a los hijos de inmigrantes. El ejemplo de Alemania en este sentido es casi enciclopédico: dentro de los emigrantes de origen turco, el 30% de la tercera generación, más de la 60% de la segunda y casi todos los de la primera, no posee el pasaporte Alemán. Además, estos números han bajado desde que la EU ha empezado aplicar una política migratoria común, y más liberal. En los países del sur de Europa, donde la inmigración masiva ha empezado unos décadas mas tarde, la segunda generación aun no es tan numerosa. Pero como la mayoría de los inmigrantes actuales está ahora en la edad económicamente activa (ver ilustración abajo), esto supone que España enfrentara la polémica sobre la segunda generación dentro de muy pocos años, lo mismo por los hijos nacidos en el territorio nacional o los traídos por sus padres desde extranjero.

 

 

 

La legislación Española actual, siendo una de los más liberales de toda Europa, no es igualmente liberal para todos los inmigrantes. Imaginen, que dentro de los 4,5 millones de extranjeros registrados oficialmente, un tercio – son ciudadanos de la EU (que disfrutan de las normas internas de la legislación civil y laboral), y otro tercio – los iberoamericanos, que pueden optar por la ciudadanía después de sólo dos años de estancia, y así garantizar los mismos derechos a sus hijos, sea donde sea su lugar de nacimiento.

El resto de los niños nacidos en el territorio nacional pueden optar por la ciudadanía después de un año de estancia legal en España, pero los niños que nacieron fuera de España no tienen las mismas oportunidades y conservarán la nacionalidad de sus padres, aunque sea mas largo su tiempo de estancia.

Por cierto, ninguna de estas normas es aplicable para los inmigrantes ilegales, cuyo número no conocemos y sólo podemos calcular aproximadamente. Como algunos países extranjeros no reconocen a los hijos nacidos en el extranjero de los ciudadanos que están fuera de su país de forma ilegal, y también porque muchos inmigrantes ilegales tiran literalmente sus papeles al entrar en España para evitar la deportación, el gobierno Español no puede hacer nada más que conceder la ciudadanía a los hijos de los ilegales para evitar que sean apátridas. Este vacío de la legislación española, o bien ausencia de alternativas de la legislación actual, ha dado lugar al fenómeno de la inmigración del parto, mujeres embarazadas que “cruzan el estrecho” (o llegan en cayuco a Canarias), buscando la posibilidad de la regularización para sus hijos, y en esta manera para sí mismas.

Resulta que es más fácil convertirse en un ciudadano de España habiendo nacido en el estado ilegal que viviendo años con los padres que tienen papeles. Seguro que habrá quien conteste que los niños de inmigrantes al alcanzar la mayoría de edad, pueden optar por la ciudadanía ellos mismos… Pero creo que no es razonable discriminar a una persona que se siente ya como un local, no existe ningún motivo ético para recordarle que no es original de un sitio determinado.

Sabemos que los cuerpos estatales de España hoy están sobrecargados de trabajo. Se hace mucho para mejorar la situación, pero a menudo los extranjeros se sientan embarazosamente humillados tratando con el estado. Imagínense ahora que un extranjero acercándose a la edad de 14 años, la edad oficial para obtener la tarjeta de identificación, ya nota la desigualdad de oportunidades. Al llegar a la mayoría de edad, si uno querrá tener los mismos derechos que tengan sus coetáneos, ya tiene que empezar el dialogo con el poder.

Hay muchas visiones, a menudo contrarias, sobre por qué camino deben ir los cambios en la obtención de la ciudadanía. Mi opinión es que las normas europeas vigentes para los hijos de los inmigrantes son discriminatorias, lo mismo si se basan en la Jus sanguinius o en la Jus soli. La JuSa limita a las personas que más que nadie tienen razones morales y físicas para conseguir la ciudadanía, mientras que la JuSo, basado en el hecho de haber nacido el cualquier localidad, no provoca más que un aprovechamiento indigno de esta norma.

El censo de residencia de facto debe convertirse en un principio básico de otorgamiento de la ciudadanía. El hecho de nacer en el territorio nacional no debe ser razón para otorgar la ciudadanía. Pero, al contrario, cado un niño crecido en el territorio nacional, al llegar a la mayoría, tiene que tener la libertad de elegir personalmente la ciudadanía de país donde vive, o la de sus padres. Y para evitar la apatria infantil, se debe diseñar documentación y estado civil especiales para los hijos de padres apátridas o en situación ilegal. Esta documentación debe garantizar el derecho a ser residente legal a partir de los 14 años, y derecho de optar por la ciudadanía al alcanzar la mayoría de edad.

En España, hemos dado un paso de gigantes, garantizando la educación primaria y secundaria obligatoria y gratuita para todos independientemente del estado legal. Pero abandonar a esta gente al cumplir los 16 años, los sentenciamos igual a la marginalidad. Solamente dando una oportunidad de obtener el estado legal y la ciudadanía, contribuiremos a una sociedad armoniosa y equitativa.

 

Ivan Leontev

Por una alfabetización ecológica de las universidades

Un grupo de estudiantes y profesores de la Universidad de Valencia ha lanzado una propuesta para la responsabilidad ambiental de las universidades que deben predicar con el ejemplo. Reproduzco su manifiesto en mi blog para que las universidades comiencen a ser lugares de ilustración ecológica y ética planetaria.

1) Compromiso de la Universidad con la protección de los ecosistemas vivientes mediante iniciativas y planes de acción contra la grave crisis socioecológica que nos afecta a tod@s, individualmente y colectivamente.

El reconocimiento público del profundo daño infringido a los sistemas vivos terrestres ha de superar el discurso y las declaraciones de principios, y con urgencia ha de acompañarse de iniciativas y proyectos en todos los ámbitos que afectan a la institución universitaria.

Los centros de enseñanza universitarios han de poder ser ejemplo activo en la nueva Ilustración Ecológica, y que ha de expresarse en las funciones específicas que realiza como institución universitaria.

– Las nuevas prácticas universitarias de supervivencia a favor de la preservación y regeneración de la vida, han de poder expresarse en las numerosas aspectos: en la producción conocimiento científico y divulgación; en las titulaciones y planes de estudio; en los contenidos de los programas curriculares; en los módulos prácticos de las asignaturas; en la orientación didáctica de la docencia; en las áreas, financiación, proyectos y métodos de investigación; en sus edificaciones, equipamientos y servicios; en sus gastos y consumo de materiales y energía; en su producción de basuras y materiales desechables de alta entropía; en las formas de movilidad mecanizada y de acceso a los recintos universitarios.

– Esta nueva sabiduría y alfabetización socio-ecológica ha de estar presente en los hábitos cotidianos de la vida universitaria, cuyas prácticas han de reorientarse hacia las exigencias del cuidado ambiental en todos los intercambios y consumos que incorporen elementos biofísicos, materiales y energéticos.

2) Plan universitario a favor del clima. La Universidad ha de poner en marcha un ambicioso plan de lucha contra el cambio climático con el objetivo de reducir las emisiones contaminantes de gases con efecto invernadero producidas por las actividades e instalaciones universitarias. Este compromiso contra la destrucción de los equilibrios climáticos y a favor de la reducción de emisiones de CO2, deberá adoptar exigentes metas cuantificables y verificables de reducción progresiva en los próximos años.

Planes de reducción y ahorro de consumo eléctrico de luz, calefacción y aire acondicionado. Es posible la mejora de la eficiencia energética anualmente entre un 3% y un 4%» mediante nuevas políticas de compras que prioricen los productos de mercado más eficientes y de ahorro en la climatización de los edificios.

Pacto entre todos los sectores de la comunidad universitaria para que un 50% del dinero ahorrado por el menor gasto energético obtenido sea destinado a actividades de mejora ambiental en la propia universidad.

Puesta en marcha de medidas que animen el ahorro con acciones positivas y desanimen las actividades más derrochadoras. Políticas de centros y departamentos a favor del control y la reducción del consumo eléctrico mediante la modulación del consumo, y con la penalización del consumo excesivo. Cambios de toda la iluminación con bombillas ecológicas o LEDS de muy bajo consumo eléctrico (hasta un 90% menos).

Los edificios también pueden contribuir mucho a la reducción de emisiones contaminantes mediante el ahorro y eficiencia en el ciclo de materiales de construcción, en los diseños bioclimáticos, en el aislamiento y la iluminación, y en el fomento de hábitos universitarios responsables.

3) Compromiso con la energía solar y las energías renovables. Las energías renovables contribuyen a la seguridad y protección climática junto a los planes de ahorro y eficiencia energética, por lo que ha de fomentarse la energía solar mediante la instalación de placas solares, térmicas y fotovoltaicas en todos los edificios universitarios.

4) Alianza universitaria contra los tóxicos. Acuerdo y compromiso de reducción progresiva de sustancias biocidas adoptado por todos los estamentos universitarios y ratificado por los departamentos, institutos universitarios, fundaciones, y los órganos de gobierno de la Universidad.

Reducción del uso y la compra de productos con sustancias tóxicas, que aunque sean imperceptibles a escala humana se difunden y acumulan peligrosamente en los ambientes, personas, e intercambios cotidianos que se producen en los centros universitarios. Estas sustancias de origen industrial que convierten en enfermos los edificios y el ambiente cotidiano en la Universidad están en numerosos productos y materiales: detergentes para la limpieza; en insecticidas para fumigaciones; en ambientadores; en los materiales de edificación y construcción (cemento, pinturas, barnices, aislamientos, plásticos, ….); en los pegamentos, disolventes, tintes y papel; en fertilizantes, pesticidas, plaguicidas, herbicidas; en embalajes; en productos alimenticios…

Aumento progresivo de compras de productos ecológicos para limpieza, obras y reparaciones, oficinas, alimentación.

– Exigencias de calidad ambiental en los acuerdos y convenios Universitat-Empresa, y en las subcontrataciones.

5) Plan a favor del transporte público. Reducción de viajes motorizados y del uso del coche particular como medio de transporte y de acceso a los recintos universitarios.

Reducción significativa del número de plazas de aparcamientos ofertadas por la Universidad para disuadir el uso privado del transporte motorizado y acabar con el efecto llamada que fomenta el uso indiscriminado del coche y con ello los múltiples daños socioambientales que lo acompañan: la contaminación del aire urbano, la congestión circulatoria, la ineficacia de movimientos en los recintos universitarios, y la degradación de la habitabilidad y entornos urbanos de la Universidad en la conurbaciones metropolitanas.

Aumento de itinerarios, número y frecuencia de tranvías y autobuses. Apertura de nuevas líneas de autobuses metropolitanos con servicio directo entre los pueblos y la Universidad.

– Para reducir la espiral destructiva del transporte motorizado individual han de adoptarse sistemas disuasorios de ecotasas o “canon ecológico” aplicable al uso de los aparcamientos universitarios subterráneos y en superficie. Las recaudaciones así obtenidas han de dedicarse a la protección ambiental favoreciendo las buenas prácticas ambientales de movilidad y transporte mediante el uso del transporte público.

Bono-buses gratuitos para estudiantes incluidos en la matriculación. Acuerdo entre universidad y EMT para ofertar la inclusión en las matrículas de pases anuales en transporte público para tod@s l@s estudiantes, similar a lo que se hace con las personas de mayor edad.

6) Pacificación y reducción del tráfico motorizado

Convenio universitario con el Ayuntamiento para calmar el tráfico rodado en la con la finalidad de conseguir la reducción de velocidades, carriles y densidad del intensivo tráfico de coches particulares. – Reducción de los riesgos e inseguridad mediante el fomento del espacio público para bicicletas, autobuses, y peatones.

– Más cruces peatonales y reducción de las altas velocidades para evitar las “autovías urbanas” en el interior de la ciudad.

Canon ecológico al uso de los aparcamientos subterráneos y en superficie de la Universidad, y cuyas recaudaciones han de ser finalistas y dirigidas a la reparación y mejora de los servicios del transporte público, bicicletas y del espacio público para peatones.

Declaraciones públicas de renuncia al coche privado. Medidas de acción positiva que favorezcan las buenas prácticas individuales y colectivas de los centros universitarios a favor de la salud ambiental en el transporte. Puesta en práctica de un sistema de declaraciones y de registro de compromisos prácticos de “no ser usuarios del transporte privado motorizado” con derechos a recibir compensaciones y beneficios que incentiven el transporte público y la bicicleta.

7) El Bioclimatismo y la edificación ecológica ha de estar presente en toda nueva obra y construcción para mejorar la salud de los centros y aulas.

Las obras de reforma han de incorporar adaptaciones bioclimáticas y ecológicas, y han de ser exigibles en todos los proyectos de nueva edificación.

Toda nueva construcción ha de someterse a estrictos criterios ambientales de previsión y evaluación mediante estudios previos de impacto, y desarrollados desde el conocimiento de las ciencias ambientales y desde los valores ecológicos de precaución, complejidad, incertidumbre y parcialidad situada.

8) Introducción progresiva de productos alimenticios ecológicos y de producción local en todas las cafeterías, comedores y bares universitarios.

– Establecimiento de estrictas exigencias ambientales en los acuerdos y subcontratas con las empresas hosteleras y suministradoras.

Mejoras significativas en los servicios alimenticios mediante la oferta de menús ecológicos y vegetarianos.

9) Buenas prácticas a favor del bienestar animal en la experimentación investigadora.

– La Universitat ha de impulsar la reducción y la sustitución del uso de animales en la experimentación científica por otras prácticas alternativas, y siguiendo las normas de ECVAM (Centro Europeo para la Validación de Métodos Alternativos).

– Desarrollo de convenios de colaboración con ECVAM.

Derecho a la objeción de conciencia para estudiantes y profesores

-investigadores con el fin de favorecer orientaciones éticas y prácticas menos especistas y antropocéntricas.

10) Creación de un ViceRectorado para Protección y Calidad Ambiental.

– Desarrollo de los objetivos de impulsar, centralizar y coordinar las iniciativas y programas de lucha contra el deterioro de las condiciones ecológicas mediante objetivos vinculantes y transversales, y a favor de la reducción del consumo de materiales y energía junto a la sensibilización y fomento de hábitos responsables.

– El fomento de los estudios y la investigación interdisciplinar propia de las ciencias ambientales en todas las facultades de la Universidad.

Información obtenida de la página web del Eurodiputado David Hammerstein: http://www.davidhammerstein.org/documentos.php?opc=6&sub=4&subarea=17#261